
¿Cuándo hay riesgo cardiovascular en la mujer?
Por Dr. Juan Felipe Salazar
Todas las personas tenemos riesgo cardiovascular, pero en el caso de las mujeres el riesgo es superior después de la menopausia.
Al haber tenido enfermedades hipertensivas durante el embarazo y haber tomado anticonceptivos de forma crónica, el riesgo se incrementa considerablemente respecto al de los hombres.
¿Qué es el riesgo cardiovascular?
Es el riesgo porcentual que posee una persona de padecer un evento cardiovascular mayor (infarto de miocardio, accidentes cerebrovasculares “derrames”, enfermedad arterial periférica) en un momento determinado de su vida, y hasta 10 años posteriores al momento del cálculo. En el caso de este artículo, hablaremos del riesgo específico para la mujer.
La AHA (American Heart Association) en 2007 estableció que el puntaje Framingham a 10 años predijo el riesgo de cardiopatía coronaria en más del 20% de las pacientes y que podría ser utilizado para identificar a una mujer en alto riesgo. La clasificación actual es:
- De alto riesgo: presencia de evento cardiovascular mayor documentado, Diabetes, Enfermedad renal crónica o en fase terminal.
- En riesgo: presencia de ≥1 de los principales factores de riesgo de evento cardiovascular mayor, el síndrome metabólico, la evidencia subclínica de evento cardiovascular mayor.
- Sin riesgo (Salud Cardiovascular Ideal): ausencia de los principales factores de riesgo de enfermedad vascular, y un estilo de vida saludable.
A pesar de esto, muchas mujeres tienden a omitir la presentación de síntomas asociados al infarto agudo de miocardio ya que se ha descrito que toleran el dolor en el pecho.
Muchas mujeres hacen caso omiso de los síntomas. La forma de presentación clínica no suele ser la típica lo cual puede desorientar a los médicos y todo esto se ha relacionado con baja conciencia la enfermedad cardíaca.
Se ha hecho un progreso sustancial en el conocimiento, tratamiento y prevención del evento cardiovascular mayor (ECV) en las mujeres ya que las primeras recomendaciones clínicas específicas de las mujeres para la prevención de las enfermedades cardiovasculares fueron publicadas por la Asociación Americana del Corazón (AHA) en 1999.
La tasa de la conciencia pública sobre las enfermedades cardiovasculares como la principal causa de muerte entre las mujeres en Estados Unidos ha aumentado de 30% en 1997 al 54% en 2009.
La conciencia de la enfermedad cardíaca como la principal causa de muerte entre las mujeres es sub-óptima y existe una brecha en la conciencia entre los blancos y las minorías raciales/étnicas.
Está bien establecido que el retraso en la búsqueda de los servicios de emergencia se asocia con mayores tasas de mortalidad cardíaca.
La inversión en la lucha contra este problema de salud pública importante para las mujeres ha sido significativa, al igual que los logros científicos y médicos.
Los datos actuales sugieren que el nivel de conciencia de la enfermedad cardíaca como causa principal de muerte entre las mujeres casi se ha duplicado desde 1997 y se ha mantenido estable durante los últimos años.
La conciencia entre las minorías raciales y étnicas ha aumentado significativamente (aunque sigue siendo más baja en comparación con los caucásicos), mientras que la brecha de conciencia entre los jóvenes frente a las mujeres de edad se ha reducido.
Las mujeres han demostrado tener un tiempo de retraso significativo en la recepción de los procedimientos de diagnóstico y de intervención, lo que puede contribuir a una peor tasa de mortalidad a los 30 días en comparación con los hombres.
Esta angustiosa falta de apreciación por muchas mujeres de la necesidad de atención de emergencia por eventos cardiovasculares agudos es una barrera para la supervivencia óptima entre las mujeres y pone de relieve la necesidad de campañas de información dirigidas a las mujeres.
Dada la salud en todo el mundo y las implicaciones económicas de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres, hay una fuerte razón para sostener los esfuerzos para controlar los principales factores de riesgo de evento cardiovascular mayor y de aplicar las terapias basadas en la evidencia en las mujeres.
Orientaciones futuras deberían considerar las recomendaciones para los resultados específicos de especial importancia en las mujeres, como el accidente cerebrovascular.